Friday, January 19, 2007
Thursday, July 27, 2006
Dolores Piera y el Asilo de Ancianos de Benisa
DOLORES PIERA Y EL ASILO DE ANCIANOS DE BENISA
Dolores Piera Torres nació en Benisa en el año 1887, hija de don Joaquín Piera Torres y doña Mariana Torres Orduña, miembros de las más ricas y deslumbrantes familias de Jávea y Benisa respectivamente. Fue la más joven entre sus cuatro hermanos que fallecieron en edad muy temprana, por lo que como único retoño vivo, gozó de una infancia llena de cuidados y miramientos por parte de sus pades y familiares próximos.
Pero las desgracias nunca vienen solas y a la muerte de su padre, a la edad de 44 años, se une el absurdo óbito de su prometido valenciano, en un accidente de calesín acaecido en la ciudad del Turia. Siempre amparada por su madre y su tío Carlos, callada y dolorosamente absorta su existencia, sus horas transcurren por las lujosas estancias y la rumorosa pinada de su palacete en Bellita. La vida le sonríe con un nuevo amor, el de Joaquín Abad y Espinosa de los Monteros, con quien se desposa a los 27 años. Pero su triste sino le lleva a perecer dos años más tarde junto al recién nacido que había engendrado, fruto de su matrimonio con don Joaquín. Poco antes de fallecer reclama la presencia de un notario a quien dicta sus últimas voluntades, solicitando de su madre su auxilio para el cumplimiento de sus deseos postreros. Doña Mariana, muere en Benisa el 17 de Junio de 1918, ejecutando con sus disposiciones los últimos designios de su hija Dolores.
En dicho testamento dispone que todos los bienes inmuebles que le pertenecen, se constituyan en administración, destinando sus rentas a la fundación y sostenimiento de un asilo para pobres, siendo preferidos los ancianos naturales de Benisa, disponiendo que estos bienes se conserven en administración el mayor tiempo que permitan las leyes y, sólo en el caso de prohibición absoluta de conservarlos en virtud de cualquier disposición legal, se procederá a su venta, invirtiéndose su producto en la adquisición de láminas de la deuda perpetua del Estado, intransferibles, a favor del indicado asilo.
El Asilo se denominará ASILO DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, SAN JOAQUÍN y SANTA ANA, en honor de los nombres de sus señores padres, estará servido por religiosas y dirigido por un sacerdote. La dirección superior del establecimiento correrá a cargo de una Junta de Patronos formada por el Señor Cura Párroco de Benisa, ó Coadjutor de la Parroquia, u otro sacerdote; por el Alcalde o Síndico del Ayuntamiento de Benisa; por su viudo, don Joaquín Abad Montero de Espinosa, y por su tío don Carlos Torres y Orduña, siendo sustituidos estos dos últimos a su fallecimiento por otros parientes colaterales de la causante, debiendo haber siempre en dicha Junta de Patronos miembros de su familia que tendrán voto preferente o decisivo.
Cuando llegue el caso de proceder a la venta de las fincas, se haga ésta previa tasación por persona competente y de conciencia, y en pública subasta, teniendo derecho preferente para adquirirlas por el precio de tasación los parientes de la causante o los que hayan sido sus arrendatarios. Tambien ordena que cuando se vendan las fincas pertenecientes al asilo, se distribuya desde luego de su importe, 500 pesetas en limosnas a los pobres de la villa de Jávea, 500 pesetas para los de Calpe, y 500 pesetas para los de Planes y Tollos. Y en el remanente de su herencia, despues de otros legados, instituyó por partes iguales a sus parientes, según se relacionan en el documento testamentario. Todos ellos, como herederos de la causante y don Vicente Buigues Morell, Cura Párroco de Benisa, y don Antonio Cabrera Feliu, Alcalde del Ayuntamiento, estos últimos como Patronos de la Junta del nombrado asilo, otorgaron la escritura ante el notario de Benisa, don Juan Bautista Bordón Tomás.
Cumplidas las disposiciones de doña Dolores Piera y su señora madre, el patrimonio resultante, que se amillaraba a finales del siglo XIX en 919 hanegadas, de las cuales 762 pertenecía a don Joaquín, pasaban a formar parte del cuerpo inmovilizado patrimonial del establecimiento humanitario. El administrador es nombrado en la persona de un sacerdote para el que se le habilita una vivienda en calle Mayor 34, de Benisa. Para las fincas beniseras, calpinas y teuladinas se nombra procurador a José Ripoll Crespo, arrendatario de la casa.
El Asilo queda inaugurado en 1921, figurando en él la comunidad de las Hermanas de la Esperanza hasta despues de la Guerra Civil que es sustituido por las Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús, y posteriormente las Franciscanas Misioneras.
El asilo, en los primeros años, se encontraba ubicado en una casa de la calle Desamparados, número 9, que, dadas sus malas condiciones de salubridad, aconsejó el traslado a la casa solariega de Bellita a finales de los años 40. La última mudanza, a la ubicación actual en el solar conocido como Riu rau de Piera, instalaciones modernas y dignas, se verifica con la financiación proveniente de la venta del patrimonio del asilo, iniciada a finales de la década de los sesenta del siglo pasado.
Y es que la baja rentabilidad que otorgaban las fincas sujetas a cultivos regresivos, y la necesidad de modernizar las instalaciones de la institución, empujó a la Junta de Patronos a promover en distintas subastas la enajenación de las principales heredades agrícolas de la herencia de doña Dolores. La decisión de la Junta, acorde con la realidad del momento y contando con la autorización gubernativa pertinente, fue tomada con la buena voluntad de los Patronos, en el ejercico de una labor altruista destinada al bien común, pero a todas luces promovió un excedente importante de suelo que, en muchos casos, supuso el gran primer empujón para los nuevos logreros comarcales del fenómeno turístico residencial. Dicho patrimonio, a fecha de hoy, tasado por los valores de adjudicación en pesetas constantes, o por los precios actuales del suelo urbanizable, presentaría unas cifras realmente exorbitantes. Hemos investigado, en cuanto ha sido posible, las subastas de terrenos de Benisa y Calpe promovidas por el asilo, y aportamos el siguiente cuadro documental.
1969.- Junta de Patronos: Presidente: José Cabrera Abargues; Luis de Selva Colomer, vocal; Salvador Ivars Ortolá, vocal; Julio Alcaraz Dominguez, vocal y don Antonio Fernández Cerdá, representante de la Junta Provincial de Asistencia Social.
Fuente: Registro de la Propiedad de Benisa y Calpe. Elaboración propia.
Las subastas promovidas por la Junta de Patronos partían de unas tasaciones periciales que valoraban las fincas en función de su ubicacíon, existencia de edificación rural y superficie catastrada. Desgraciadamente, las mediciones catastrales resultaban, en todos los casos, muy inferiores a la superficie real de la finca. Ésto, dado que la mayoría de las subastan partían de un precio de salida por metro cuadrado, incidía negativamente en el precio total final a percibir por la institución.
Si observamos, por ejemplo, el título inscrito de la finca benisera, La Alfama, veremos que arroja una superficie de 155.397 m2, lo que situa el valor final de adjudicación en unas 5,50 pesetas el metro cuadrado. La constructora Pepe Porsellanes, años más tarde, adquiere la finca, y en interés mercantil, aporta una nueva medición que eleva la superficie de la heredad a casí el doble de terreno.
Es el caso también de la heredad calpina de La Empedrola-Salamanca, que presenta una superficie catastrada de 272.568 m2; una vez medida por la mercantil Monte Calpe, S.A., requisito previo a la redacción de su Plan Parcial de Ordenación, presenta una nueva extensión de 567.610 m2.
En la mayoría de los casos los adjudicatarios se adjudican provisionalmente las fincas en los precios de subasta, para posteriormente elevar a pública la adquisición de los predios por los valores alcanzados. En otros la adjudicación provisional se realiza a nombre de particulares, es el caso también de la Empedrola, que se adjudican provisionalmente el calpino Jaime Pastor Tomás y al propietario de Promociones Martínez, Salvador Martínez Cervera por 10.500.000 pesetas en partes iguales, para posteriormente ceder éstos el remate a Monte Calpe, S.A. por un valor final de 18.250.000 pesetas.
Encontramos otro caso de adjudicación a medias entre promotores, es el caso de un trozo de tierra en Calpe, Sort, adjudicado a Promociones Martínez y Monte Calpe, S.A. por 1.400.000 pesetas. Pacto de no agresión, entente cordial, para no disparar el precio de subasta ni provocar competencias indeseables. En la mayoría de los casos los promotores adquieren las heredades para incorporarlas al inmovilizado de sus empresas o simplemente para venderlas posteriormente a otras empresas o Ayuntamiento generando cuantiosas plusvalías.
Las fincas agrícolas de menor superficie e importancia, siempre y cuando no se encontraran enclavadas en la zona de expansión del casco urbano, alcanzan precios muy modestos e imaginamos fueron adquiridos por sus ocupantes y arrendatarios. Los precios por metro cuadrado oscilan entre las 5 y las 50 pesetas.
Esta tendencia a la enajenación de fincas rústicas en este momento concreto de la historia, es generalizada entre los herederos de las familias acomodadas de Benisa. Valga el ejemplo de las hermanas Andrés Ferrando quienes venden, a principios de los 70, una de las mayores fincas del término, el Fanadix , con casa de labor, principalmente monte y pastos con más de 600 hanegadas de superficie, a la mercantil madrileña Villarrasil, S.A., promotora de la Urbanización San Jaime. El precio confesado de compraventa es de 1.830.000 pesetas.
José Luis Luri
Dolores Piera Torres nació en Benisa en el año 1887, hija de don Joaquín Piera Torres y doña Mariana Torres Orduña, miembros de las más ricas y deslumbrantes familias de Jávea y Benisa respectivamente. Fue la más joven entre sus cuatro hermanos que fallecieron en edad muy temprana, por lo que como único retoño vivo, gozó de una infancia llena de cuidados y miramientos por parte de sus pades y familiares próximos.
Pero las desgracias nunca vienen solas y a la muerte de su padre, a la edad de 44 años, se une el absurdo óbito de su prometido valenciano, en un accidente de calesín acaecido en la ciudad del Turia. Siempre amparada por su madre y su tío Carlos, callada y dolorosamente absorta su existencia, sus horas transcurren por las lujosas estancias y la rumorosa pinada de su palacete en Bellita. La vida le sonríe con un nuevo amor, el de Joaquín Abad y Espinosa de los Monteros, con quien se desposa a los 27 años. Pero su triste sino le lleva a perecer dos años más tarde junto al recién nacido que había engendrado, fruto de su matrimonio con don Joaquín. Poco antes de fallecer reclama la presencia de un notario a quien dicta sus últimas voluntades, solicitando de su madre su auxilio para el cumplimiento de sus deseos postreros. Doña Mariana, muere en Benisa el 17 de Junio de 1918, ejecutando con sus disposiciones los últimos designios de su hija Dolores.
En dicho testamento dispone que todos los bienes inmuebles que le pertenecen, se constituyan en administración, destinando sus rentas a la fundación y sostenimiento de un asilo para pobres, siendo preferidos los ancianos naturales de Benisa, disponiendo que estos bienes se conserven en administración el mayor tiempo que permitan las leyes y, sólo en el caso de prohibición absoluta de conservarlos en virtud de cualquier disposición legal, se procederá a su venta, invirtiéndose su producto en la adquisición de láminas de la deuda perpetua del Estado, intransferibles, a favor del indicado asilo.
El Asilo se denominará ASILO DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, SAN JOAQUÍN y SANTA ANA, en honor de los nombres de sus señores padres, estará servido por religiosas y dirigido por un sacerdote. La dirección superior del establecimiento correrá a cargo de una Junta de Patronos formada por el Señor Cura Párroco de Benisa, ó Coadjutor de la Parroquia, u otro sacerdote; por el Alcalde o Síndico del Ayuntamiento de Benisa; por su viudo, don Joaquín Abad Montero de Espinosa, y por su tío don Carlos Torres y Orduña, siendo sustituidos estos dos últimos a su fallecimiento por otros parientes colaterales de la causante, debiendo haber siempre en dicha Junta de Patronos miembros de su familia que tendrán voto preferente o decisivo.
Cuando llegue el caso de proceder a la venta de las fincas, se haga ésta previa tasación por persona competente y de conciencia, y en pública subasta, teniendo derecho preferente para adquirirlas por el precio de tasación los parientes de la causante o los que hayan sido sus arrendatarios. Tambien ordena que cuando se vendan las fincas pertenecientes al asilo, se distribuya desde luego de su importe, 500 pesetas en limosnas a los pobres de la villa de Jávea, 500 pesetas para los de Calpe, y 500 pesetas para los de Planes y Tollos. Y en el remanente de su herencia, despues de otros legados, instituyó por partes iguales a sus parientes, según se relacionan en el documento testamentario. Todos ellos, como herederos de la causante y don Vicente Buigues Morell, Cura Párroco de Benisa, y don Antonio Cabrera Feliu, Alcalde del Ayuntamiento, estos últimos como Patronos de la Junta del nombrado asilo, otorgaron la escritura ante el notario de Benisa, don Juan Bautista Bordón Tomás.
Cumplidas las disposiciones de doña Dolores Piera y su señora madre, el patrimonio resultante, que se amillaraba a finales del siglo XIX en 919 hanegadas, de las cuales 762 pertenecía a don Joaquín, pasaban a formar parte del cuerpo inmovilizado patrimonial del establecimiento humanitario. El administrador es nombrado en la persona de un sacerdote para el que se le habilita una vivienda en calle Mayor 34, de Benisa. Para las fincas beniseras, calpinas y teuladinas se nombra procurador a José Ripoll Crespo, arrendatario de la casa.
El Asilo queda inaugurado en 1921, figurando en él la comunidad de las Hermanas de la Esperanza hasta despues de la Guerra Civil que es sustituido por las Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús, y posteriormente las Franciscanas Misioneras.
El asilo, en los primeros años, se encontraba ubicado en una casa de la calle Desamparados, número 9, que, dadas sus malas condiciones de salubridad, aconsejó el traslado a la casa solariega de Bellita a finales de los años 40. La última mudanza, a la ubicación actual en el solar conocido como Riu rau de Piera, instalaciones modernas y dignas, se verifica con la financiación proveniente de la venta del patrimonio del asilo, iniciada a finales de la década de los sesenta del siglo pasado.
Y es que la baja rentabilidad que otorgaban las fincas sujetas a cultivos regresivos, y la necesidad de modernizar las instalaciones de la institución, empujó a la Junta de Patronos a promover en distintas subastas la enajenación de las principales heredades agrícolas de la herencia de doña Dolores. La decisión de la Junta, acorde con la realidad del momento y contando con la autorización gubernativa pertinente, fue tomada con la buena voluntad de los Patronos, en el ejercico de una labor altruista destinada al bien común, pero a todas luces promovió un excedente importante de suelo que, en muchos casos, supuso el gran primer empujón para los nuevos logreros comarcales del fenómeno turístico residencial. Dicho patrimonio, a fecha de hoy, tasado por los valores de adjudicación en pesetas constantes, o por los precios actuales del suelo urbanizable, presentaría unas cifras realmente exorbitantes. Hemos investigado, en cuanto ha sido posible, las subastas de terrenos de Benisa y Calpe promovidas por el asilo, y aportamos el siguiente cuadro documental.
1969.- Junta de Patronos: Presidente: José Cabrera Abargues; Luis de Selva Colomer, vocal; Salvador Ivars Ortolá, vocal; Julio Alcaraz Dominguez, vocal y don Antonio Fernández Cerdá, representante de la Junta Provincial de Asistencia Social.
Fuente: Registro de la Propiedad de Benisa y Calpe. Elaboración propia.
Las subastas promovidas por la Junta de Patronos partían de unas tasaciones periciales que valoraban las fincas en función de su ubicacíon, existencia de edificación rural y superficie catastrada. Desgraciadamente, las mediciones catastrales resultaban, en todos los casos, muy inferiores a la superficie real de la finca. Ésto, dado que la mayoría de las subastan partían de un precio de salida por metro cuadrado, incidía negativamente en el precio total final a percibir por la institución.
Si observamos, por ejemplo, el título inscrito de la finca benisera, La Alfama, veremos que arroja una superficie de 155.397 m2, lo que situa el valor final de adjudicación en unas 5,50 pesetas el metro cuadrado. La constructora Pepe Porsellanes, años más tarde, adquiere la finca, y en interés mercantil, aporta una nueva medición que eleva la superficie de la heredad a casí el doble de terreno.
Es el caso también de la heredad calpina de La Empedrola-Salamanca, que presenta una superficie catastrada de 272.568 m2; una vez medida por la mercantil Monte Calpe, S.A., requisito previo a la redacción de su Plan Parcial de Ordenación, presenta una nueva extensión de 567.610 m2.
En la mayoría de los casos los adjudicatarios se adjudican provisionalmente las fincas en los precios de subasta, para posteriormente elevar a pública la adquisición de los predios por los valores alcanzados. En otros la adjudicación provisional se realiza a nombre de particulares, es el caso también de la Empedrola, que se adjudican provisionalmente el calpino Jaime Pastor Tomás y al propietario de Promociones Martínez, Salvador Martínez Cervera por 10.500.000 pesetas en partes iguales, para posteriormente ceder éstos el remate a Monte Calpe, S.A. por un valor final de 18.250.000 pesetas.
Encontramos otro caso de adjudicación a medias entre promotores, es el caso de un trozo de tierra en Calpe, Sort, adjudicado a Promociones Martínez y Monte Calpe, S.A. por 1.400.000 pesetas. Pacto de no agresión, entente cordial, para no disparar el precio de subasta ni provocar competencias indeseables. En la mayoría de los casos los promotores adquieren las heredades para incorporarlas al inmovilizado de sus empresas o simplemente para venderlas posteriormente a otras empresas o Ayuntamiento generando cuantiosas plusvalías.
Las fincas agrícolas de menor superficie e importancia, siempre y cuando no se encontraran enclavadas en la zona de expansión del casco urbano, alcanzan precios muy modestos e imaginamos fueron adquiridos por sus ocupantes y arrendatarios. Los precios por metro cuadrado oscilan entre las 5 y las 50 pesetas.
Esta tendencia a la enajenación de fincas rústicas en este momento concreto de la historia, es generalizada entre los herederos de las familias acomodadas de Benisa. Valga el ejemplo de las hermanas Andrés Ferrando quienes venden, a principios de los 70, una de las mayores fincas del término, el Fanadix , con casa de labor, principalmente monte y pastos con más de 600 hanegadas de superficie, a la mercantil madrileña Villarrasil, S.A., promotora de la Urbanización San Jaime. El precio confesado de compraventa es de 1.830.000 pesetas.
José Luis Luri
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